Esta obra colectiva, que consta de 15 artículos que han pasado por una evaluación por pares a doble ciego, reúne las aportaciones presentadas en el coloquio internacional Familia y violencia en tierras hispanohablantes: cuando la familia no es un remanso de paz, que tuvo lugar en la Universidad de Lorraine (Université de Lorraine) en abril de 2024.
En el marco de las actividades del grupo de investigación reconocido (GIR) de la Universidad de Valladolid, «Sociedad y conflicto desde la Edad Moderna a la contemporaneidad», así como del proyecto «Feminidades y masculinidades desde la cultura jurídica en las sociedades atlánticas. Ss. XVI‑XX» (PID2024-158460NB-I00), codirigido por Margarita Torremocha Hernández, catedrática en la Universidad de Valladolid y codirectora de esta publicación, y por Pilar Calvo Caballero, profesora titular en la misma universidad, y con la participación de Sylvie Hanicot-Bourdier, catedrática en la Universidad de Lorraine y también codirectora de esta publicación, y con el objetivo de continuar las relaciones científicas entramadas entre estas dos entidades universitarias1, esta nueva monografía explora los conceptos de familia y violencia en la historia y la literatura en un marco espacial que corresponde a los territorios castellanos de la Monarquía Católica, durante la Edad Moderna, y en la contemporaneidad de todos aquellos países de habla española. Como continuación de nuestros trabajos sobre la transgresión de los modelos sociales y de aquellos centrados en la mujer y los niños, se trata de priorizar una dinámica multidisciplinaria que, no limitándose a enfoques especializados o geográficos, reúne a historiadores españoles e hispanistas franceses interesados por la cuestión familiar y el concepto de violencia. Sin embargo, en un proceso de renovación, esta nueva publicación se centrará exclusivamente en la violencia intrafamiliar, sea física, verbal, psicológica, económica y/o de género.
Pilar básico del ser humano, se suele presentar a la familia como el último refugio seguro frente a la adversidad que nos rodea. No obstante, el círculo doméstico no siempre es un remanso de paz.
Como estructura básica de cualquier comunidad, la familia es el primer grupo social en que se relacionan y crecen los niños. Pero, constitutivo del orden social, el círculo familiar también es el marco privilegiado en el que los más pequeños aprenden el conjunto de las reglas de conducta que deberán asimilar para poder, una vez adultos, integrarse en la sociedad. Fábrica de los individuos, a la vez que reproducción de las convenciones, obligaciones y prohibiciones sociales, la familia puede convertirse en fuente de opresión, a veces con el aval de los jueces. De hecho, mediante las leyes y/o las costumbres, en muchas sociedades, la ley del más fuerte se impone a los demás miembros del hogar, y en particular a los menores, pero también a las esposas, primeras víctimas de las violencias de género. Pero la percepción de las normativas y transgresiones intrafamiliares también es tributaria de un contexto histórico y cultural, evolucionando la Justicia hacia una menor o mayor protección de las víctimas de conflictos familiares. Por consiguiente, el estudio de la violencia intrafamiliar, tanto en su definición como en su construcción y manifestación, permite echar una mirada e intentar entender los mecanismos de un fenómeno de sociedad fundamental a la vez que plurisecular.
Con este enfoque, las contribuciones de esta monografía abarcan la temática de la violencia intrafamiliar a través de cuatro grandes ejes: primero, los malos tratos sufridos por los seres más indefensos del círculo doméstico, los niños; a continuación, la cuestión de las herencias conflictivas; en tercer lugar, las violencias de género a través de los siglos; y, para terminar, su representación literaria contemporánea.
Basadas en el estudio de archivos y fuentes diversas, las cuatro primeras colaboraciones permiten ver hasta qué punto la infancia podía correr peligro en la familia tradicional, sea en la España moderna o del siglo 192.
A través de los fondos judiciales del Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, Margarita Torremocha Hernández se interesa por la presencia de las comadres castellanas ante los tribunales del Antiguo Régimen. Recuerda que las parteras protegían la vida de miles de niños por nacer o recién nacidos recurriendo a ellas la Justicia para que acogieran en su propia casa a las mujeres que, afrontando la preñez y sobre todo el parto solas, podrían cometer lo irreparable, sacrificando el fruto de amores prohibidos. No obstante, también demuestra que, saliendo de su ámbito profesional y del cometido de cuidar de la vida y salud tanto de las parturientas como de sus hijos, las matronas también tuvieron un papel activo en el fenómeno de la exposición infantil, y de los subsiguientes infanticidios.
A continuación, en el ámbito vizcaíno de los siglos 17 y 18, Nere Jone Intxaustegi Jauregi focaliza su atención sobre los abortos, infanticidios, parricidios y otros malos tratos sufridos por los niños como consecuencia de la violencia ejercida contra sus madres a manos de sus esposos. Si las cifras de estos delitos son de difícil evaluación por desarrollarse clandestinamente la gran mayoría de las veces, el recurso a los expedientes de divorcios conservados en el Archivo de la Catedral de Calahorra, asociado a la documentación del Archivo Histórico Foral de Bizkaia, del Archivo Histórico Eclesiástico de Bizkaia y del Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, permite demostrar que en la sociedad del Antiguo Régimen, donde existía una normalización de la violencia, los niños no fueron inmunes, siendo muchas veces víctimas, a la par que su madre, del desgaste y hartazgo producidos por el hastío del matrimonio.
Los dos capítulos siguientes suponen, en cierta medida, el contrapunto de los dos primeros, puesto que permiten vislumbrar una evolución, siendo con el paso de los siglos mayor la preocupación por el desamparo infantil en una sociedad en la que la violencia es omnipresente en todos los ámbitos del círculo doméstico. El estudio de Sylvie Imparato-Prieur muestra cómo, ya en el siglo 18 y desde el ámbito médico, empieza a darse una evolución, cuestionándose los castigos a los niños, y rompiendo con la larga tradición de su valor educativo derivada de la omnipotencia del pater familias. Evidencia el principio de un rechazo no solo de los castigos físicos, violencia obvia, sino también de todas aquellas violencias emocionales y psicológicas, que hoy en día integran el conjunto de los malos tratos a los niños. Para terminar, también demuestra que este nuevo discurso hay que relacionarlo con la voluntad del Estado de implementar un nuevo modelo familiar, en el que reinen la armonía y la felicidad, tanto en los grupos sociales acomodados como en las capas más humildes de la sociedad, en un intento de civilizar a los súbditos, como garantía de paz social.
En los albores de la sociedad española contemporánea y a través de los fondos del Archivo Histórico Provincial de Cantabria, y en particular de los expedientes de restitución de niños iniciados ante la Comisión de Expósitos de Santander, Sylvie Hanicot-Bourdier vuelve a interesarse por el abandono infantil, pero desde una perspectiva parental. Después de recordar las dramáticas condiciones de acogida y de abandono, así como el escaso porvenir de los expósitos de la provincia de Santander del siglo 19, un periodo clave caracterizado por una reorganización y mayor regulación de la asistencia a los expósitos, demuestra que detrás de una supuesta violencia familiar, se esconden la gran mayoría de las veces una soledad y un cariño maternos.
El maltrato económico y los conflictos familiares derivados de las cuestiones de herencia constituyen la médula del segundo apartado de este monográfico. A partir de un memorial ajustado, María José Pérez Álvarez dedica su investigación a los pleitos que tuvieron lugar a finales del siglo 16 por la titularidad del mayorazgo de Castrofuerte y Castilfalé, ambas villas localizadas en la provincia de León. De su trabajo, se evidencia que, más allá de los intereses financieros, este tipo de disputa revela muchas violencias familiares hacia los hijos ilegítimos.
Continuando con la temática de las herencias en la Castilla del Antiguo Régimen, el siguiente artículo se centra en los procesos jurídicos que los hijos ilegítimos llevaron a cabo en la Real Audiencia y Chancillería de Valladolid, denunciando las disposiciones testamentarias de unos padres que se habían olvidado de forma intencionada de su descendencia ilegítima, tratando de este modo de ocultar su pecado. Mediante el estudio de estas fuentes judiciales, Silvia de la Fuente Pablos evidencia que durante la Edad Moderna la violencia económica sufrida por los hijos naturales solía formar parte de un conjunto más amplio de violencias ejercidas por los progenitores contra todos los miembros de la familia, las madres de estos niños incluidas.
Pasándose al siglo 19, Pilar Calvo Caballero sigue analizando los conflictos económicos intergeneracionales, pero centrándose en las segundas y terceras nupcias. Después de recordar la importancia numérica e individual de estas bodas de viudos o viudas, así como su legislación y percepción social, centrándose en las decisiones de los jueces del Tribunal de la Chancillería, demuestra que la felicidad del futuro contrayente vence la mayoría de las veces el deseo de unos hijos que, detrás de una defensa del supuesto honor familiar menospreciado por un casamiento socialmente desigual, solo obraron en contra de la boda de su padre por intereses puramente económicos. Pero también evidencia que esta victoria paterna ante los tribunales acababa definitivamente con la paz y la armonía familiares.
Iniciando la tercera parte de este volumen dedicada a las violencias conyugales, el artículo siguiente explora el estado de la cuestión a través de la bibliografía reciente y los archivos judiciales españoles del siglo 16 para comprender cómo se documentaban y trataban los malos tratos hacia las mujeres en la España moderna, con el objetivo de identificar tanto la presencia de esta violencia como su percepción social y legal. Los hallazgos de José Luis de las Heras Santos permiten llegar a la conclusión de que la violencia doméstica no solo era habitual sino justificada cultural y religiosamente como una herramienta legítima para corregir a la esposa. Teniendo los maridos el derecho de corregir hasta físicamente a su mujer, en caso de denuncia femenina, los tribunales frecuentemente mostraban clemencia y las sanciones legales impuestas a los agresores, cuando las había, eran la mayoría de las veces leves, siendo el objetivo de la Justicia favorecer la reconciliación de los cónyuges.
Más de un siglo más tarde, el trabajo de Alfredo Martín García sobre la jurisdicción castrense en el reino de Galicia en los siglos 17 y 18, corrobora, mediante un análisis cualitativo y cuantitativo, la importancia de la sevicia como causa principal en los casos de divorcios iniciados por las esposas. Esta investigación concluye de nuevo sobre la existencia en la sociedad española de Antiguo Régimen de una violencia consustancial, especialmente gravosa para muchas mujeres que soportaban auténticos tormentos en su vida cotidiana ante la actitud tiránica de sus esposos.
A través de los pleitos de la Chancillería de Valladolid, Alberto Corada Alonso sigue explorando las violencias de género en la Edad Moderna, considerando esta vez los conflictos entre suegras y yernos o nueras. Comparar esta documentación judicial con fuentes literarias y morales de los siglos 17 y 18 le permite ampliar la visión y abarcar la perplejidad de la conflictividad familiar cuando de familia política se trataba. Rompe a la vez con el estereotipo de la suegra malvada puesto que la realidad se presenta más compleja que los modelos establecidos, siendo a veces las suegras las víctimas de los malos tratos familiares.
El siguiente estudio retoma la temática de la violencia ejercida contra las esposas, pero en un contexto más contemporáneo, abordando las relaciones afectivas en la España del primer tercio del siglo 20. Combinando el análisis de la representación y crítica de este tipo de violencia en la prensa y literatura de la época, así como los expedientes judiciales por el delito de malos tratos, Sofía Rodríguez Serrador busca una interpretación de los cambios de mentalidad y su aplicación tanto en la legislación como en la práctica legal. Concluye demostrando que en el primer tercio del siglo 20 aún seguía dominando una mentalidad tradicional en la que la violencia servía como mecanismo de coacción para lograr la sumisión femenina. No obstante, también destaca el nacimiento de una nueva toma de conciencia, la de una prensa y una literatura vanguardistas que rechazaban la impunidad masculina, pidiéndoles a la justicia y sociedad mayor respaldo para con las mujeres que se atrevían a denunciar los malos tratos sufridos por su pareja.
Después de esta primera «ofensiva» iniciada por literatas feministas de la España de los años 20, los cuatro últimos trabajos de este libro dejan de interesarse por las fuentes históricas para analizar cómo, cien años después, la literatura contemporánea de lengua castellana ha hecho recientemente suyo el tema de la violencia familiar no solo con el fin de denunciarla sino con la voluntad de comprender sus mecanismos para conseguir extirparla de la sociedad actual. En esta perspectiva, el análisis de la obra de teatro Canícula (2016) le permite a Ibtissam Ouadi-Chouchane analizar la violencia intrafamiliar mediante el prisma del legado franquista. A través del estudio de las herramientas teatrales, esta hispanista estudia cómo la autora comprometida Lola Blasco cuestiona la permanencia en la sociedad española actual de una importante herencia del franquismo que propicia las violencias de género.
Finalmente, más allá de los mares, Nicole Fourtané, Claire Delacourt y Mathilde Niati ponen, mediante el recurso al género novelesco, la mirada en América Latina. Nicole Fourtané se centra en la situación de las mujeres en Chile y Perú, países que siguen observando un modelo familiar patriarcal. Después de contextualizar la situación en ambos países, donde las estadísticas oficiales evidencian unas elevadas tasas de violencia doméstica, se focaliza en las dos novelas La mujer que fui (2018) y La ideología del amor (2022). El análisis de estas obras chilena y peruana le permite entonces adentrarse en la mente de los protagonistas y apreciar con nitidez la multiplicidad de los posibles acosos a la mujer por su pareja, así como sus múltiples consecuencias en la vida tanto privada como familiar.
Mediante un trabajo centrado en la novela mexicana Casas vacías, Claire Delacourt investiga un tema poco explorado en la tradición literaria, el de la maternidad en contexto de violencia generalizada. Revela, mediante un dispositivo narrativo y discursivo particular, o sea el entrecruzamiento de dos monólogos íntimos y un juego de oposiciones y paralelismos entre las protagonistas, cómo la autora, socióloga y economista Brenda Navarro reflexiona sobre la maternidad, cuestionando las concepciones preestablecidas y revelando las realidades violentas ocultas detrás de esta experiencia vital. Profundizando este primer cuestionamiento, la novelista feminista también abre paso a una denuncia de un panorama social mejicano marcado por un alto nivel de conflictividad en el que se entrelazan violencia familiar, personal, social y política.
Para terminar, Mathilde Niati se focaliza en las ficciones El sueño del retorno (2013) y El hombre amansado (2022). La evolución en la representación de la feminidad y la masculinidad en estas dos obras del escritor salvadoreño Horacio Castellanos Moya le invita a preguntarse si las relaciones conflictivas de género pueden llevarse a la ficción de la misma forma antes y después del movimiento #MeToo. Observa en efecto que, mientras que El sueño del retorno muestra el anclaje privado de las violencias contra las mujeres, poniendo en escena una masculinidad en su plenipotencia, El hombre amansado parece ilustrar una crisis de la «masculinidad hegemónica» y propiciar una inversión de las relaciones de género en la pareja.
En resumidas cuentas, esta obra colectiva, a través de sus 15 contribuciones, destaca la complejidad de la familia como estructura social, revelando cómo, a lo largo de la historia y en la contemporaneidad, este supuesto refugio de paz puede convertirse en una fuente de violencia. Desde la España moderna hasta la América Latina contemporánea, a través de las fuentes históricas y literarias, aborda la violencia intrafamiliar en sus diversas manifestaciones, evidenciando su arraigo cultural, la evolución de su percepción y la necesidad de comprender sus mecanismos para erradicarla de la sociedad actual.